Durante el mes de junio
Ardo en el archivo expiatorio
donde resuenan mis verdades
por doquier montículos de mis vicisitudes
y la condena impresa en mi defensa
Ciegas se quedaron mis palabras
retosaron en mis manos las fachadas
y el tambor dejó de dar el son
[aquí se arrancó el dulce final]
Alrededor, tantos yos míos fallados
la impresencia personal que me caracterizaba
y el pequeño cimarrón que se me revelaba
y ese pequeño animas que casi nunca escapaba
No se puede converger entre tantos mis deseos
confundí la luz y las estrellas
y no llegué a descubrir al tacto el grass artificial
y ese suelo que no me sostenía